La Policía intensificó la vigilancia en embajadas y espacios de la comunidad judía ante la escalada bélica en Medio Oriente. Activaron protocolos especiales.

En un clima de máxima alerta internacional, el Gobierno argentino reforzó la seguridad en la Ciudad de Buenos Aires, particularmente en las embajadas de Irán e Israel, y en diversas instituciones de la comunidad judía. La decisión se tomó tras los recientes ataques entre ambos países en Medio Oriente.

La medida incluye un mayor despliegue policial con efectivos de comisarías locales y el Despliegue de Intervención Rápida (DIR), que colocó cápsulas de agentes armados y equipados con elementos disuasivos en zonas estratégicas. El operativo responde al temor de posibles manifestaciones o incidentes vinculados al conflicto.

Según fuentes del Ministerio de Seguridad, también se elevó el nivel de alerta a “intermedio” y se aplicaron protocolos de prevención en puntos considerados sensibles, como la AMIA, sinagogas, templos y escuelas de la colectividad. La ministra Patricia Bullrich encabezó las instrucciones para este refuerzo preventivo.

La embajada de Israel en Argentina permanece cerrada, en línea con la decisión del gobierno israelí de suspender la atención en todas sus sedes diplomáticas. A la par, se solicitó a los ciudadanos israelíes en el extranjero que informen su ubicación.

El Gobierno argentino mantiene coordinación constante con servicios de inteligencia internacionales, especialmente de Israel y Estados Unidos, para monitorear posibles amenazas. También se intensificó la vigilancia en fronteras con países vecinos ante eventuales movimientos vinculados al terrorismo.

Este refuerzo se enmarca en un contexto histórico sensible para Argentina, que fue blanco de dos atentados atribuidos a Hezbolá: el ataque a la embajada de Israel en 1992 y el atentado a la AMIA en 1994.