Según la Organización Mundial de la Alergia, el 20% de la población mundial sufre alguna enfermedad alérgica, manifestándose frecuentemente en la población infantil. En la Argentina, unas 5,5 millones de personas sufren rinitis alérgica, la más frecuente de este tipo de enfermedades.
El síntoma tiene una prevalencia en adultos del 20.5% entre los 20 y 40 años y es provocada por el polen de los árboles, malezas y pasto. Además, unos 250.000 niños menores de cinco años, es decir, uno de cada 12, sufren alergias alimentarias en la Argentina, un trastorno “cada vez más frecuente” que afecta a entre el 6 y el 8% de las infancias a nivel global, según la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC).
Se estima que más de 8 millones de personas viven con algún tipo de alergia, de acuerdo a la Asociación Argentina de Alergia (AAAeIC) y, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 30% de la población mundial podría presentar alguna manifestación alérgica. Entre las causas que podrían explicar este crecimiento se encuentran la predisposición genética, el cambio climático y la contaminación ambiental.
Una alergia es una reacción anormal a una sustancia normalmente inofensiva (alérgeno). Existen muchos alérgenos que pueden ocasionar reacciones de este tipo, como por ejemplo: alimentos, animales, polvo, insectos, árboles, malezas, polen, moho o medicamentos. Según la Organización Mundial de la Salud, la alergia es una enfermedad que ha aumentado progresivamente en el mundo, al punto que debe ser considerada como un problema de salud pública.
Se han identificado siete síntomas de alerta que pueden indicar que se está padeciendo de esta enfermedad:
En lactantes y niños pequeños:
- Síntomas gastrointestinales
- Dermatitis atópica
- Sibilancias recurrentes
En niños mayores:
- La rinitis alérgica (a veces llamada fiebre del heno)
- Asma bronquial
- Conjuntivitis, también conocida como ojo rosado
- Otitis media (infección del oído medio)
La mayoría de las veces, las alergias son hereditarias, por eso las posibilidades de que un niño las desarrolle aumentan cuando uno o ambos padres las padecen. En cuanto a las alergias alimentarias, han sido las que más han incrementado su diagnóstico, afectando en un 5% a los adultos y en un 8% a los niños.
El diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado de estas enfermedades son vitales para interrumpir la progresión de la misma y detener con esto la marcha alérgica.
Si bien no todas las alergias se pueden prevenir, es posible reducir la exposición a los alérgenos y minimizar los síntomas. Algunas medidas incluyen evitar actividades al aire libre los días con alta concentración de polen, usar anteojos de sol y barbijo, cambiarse de ropa y ducharse al regresar a casa, mantener los ambientes limpios y ventilados, utilizar aspiradoras con filtros especiales, evitar tener mascotas o plantas en los dormitorios y portar una identificación médica en caso de tener alergias alimentarias o medicamentosas.


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